Judit Montoriol

El estallido de la guerra en Ucrania ha eclipsado las positivas perspectivas que preveíamos para este 2022. Aún es pronto para saber el alcance y la repercusión del conflicto sobre la economía española y el sector agroalimentario en particular, pero a corto plazo el principal canal de impacto es el encarecimiento de la energía.  

En este sentido, se puede afirmar que llueve sobre mojado. En 2021, el sector agroalimentario ya se vio muy presionado por el alza de los costes de producción. El conflicto de Ucrania supone un nuevo shock energético y retrasará la normalización de las cadenas de valor global. Además, el sector podría verse afectado por un posible desabastecimiento de ciertos insumos procedentes del “granero de Europa”.  

Las expectativas están puestas en los fondos NGEU, que deben suponer un revulsivo para la inversión en innovación y la transformación digital, y ello ayudará a consolidar la elevada competitividad internacional de la que goza el sector agroalimentario español.